Giancarlo, 51
años, de Orune, trabajó como ovejero por treinta años, empezando a la edad de
doce-trece años. Se levantaba todos los días a las cinco de la mañana y
trabajaba hasta las seis de la tarde o incluso las ocho. El ordeño de las
ovejas empezaba a las cinco de la mañana hasta las ocho y media más o menos, y
después del ordeño las ovejas se llevaban a pastar hasta las tres de la tarde;
luego se llevaban de nuevo al aprisco. Esto ocurría desde el uno de diciembre
hasta agosto (los meses que quedaban las ovejas no eran ordeñadas hasta que
parían nuevamente). Muchas veces, tanto
él como su padre dormían en la casa de campo y no volvían al pueblo. Cada mañana tomaban la leche que estaba en un
refrigerador y que luego se ponía en una camioneta que la transportaba al
vendedor. El resto del día cuidaban del pienso, del heno y de los otros
animales (cerdos, vacas y caballos), al mediodía almorzaban y a las tres/tres y
media de la tarde empezaban todo de
nuevo, ordeñando nuevamente hasta las siete y media de la tarde.
Durante el
invierno las ovejas eran llevadas dentro de unos establos para dormir para que
estuvieran protegidas del frío, porque si no salía poca leche (esto ocurría
desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo). No todos los ovejeros
tenían la comodidad de los establos y
desgraciadamente los que no tenían estas instalaciones tenían que dejar a las
ovejas dormir afuera.
En junio, se
intercambiaban con otros ovejeros los carneros de màs de tres años, o se
compraban otros carneros seleccionados, porque si se aparean ovejas con
carneros de la misma sangre, a la larga se bastardean y pueden tener problemas.
Los carneros se compraban o intercambiaban principalmente con ovejeros o
vendedores de Barumini. Normalmente, las
ovejas copulan con los carneros en junio, julio y agosto, y las ovejas paren
desde los primeros días de noviembre hasta diciembre. Durante este período los
carneros se llevan afuera porque pueden dar cornadas a los corderos y hacer
daño a los pequeños, pudiendo incluso matarlos.
La temperatura en
invierno bajaba bajo cero y, mientras que en Campidano el sustento de las
personas se podía basar también en la agricultura; en la zona del nuorese, en
este caso en Orune, el sustento de las personas era dado especialmente por la
leche de las ovejas y la carne de los corderos. Giancarlo heredó las ovejas de
su padre. Las ovejas que tenían eran ovejas lecheras de Cerdeña,
aproximadamente un millar de cabezas de ganado, que se caracterizaban por su
resistencia y la calidad y cantidad de leche que daban: una leche buena, muy
grasa y con muchas proteínas. Con un gasto no demasiado oneroso de pienso se
obtenían buenas cantidades de leche; por ejemplo, las ovejas francesas eran
capaces de dar un poco más de leche, pero para hacer 1 kg de queso se
necesitaban 8 l. de leche, mientras que de las ovejas sardas para producir la misma
cantidad se necesitaban solo 6 l.
Durante los años
Giancarlo consiguió aumentar la producción de leche, sirviéndose de ganado
altamente seleccionado, porque una oveja de pocas generaciones de remplazo te puede dar un litro de leche, en cambio si
es seleccionada y tratada con cuidado consigue darte dos litros y medio de
leche.
Empezó a hacer
este trabajo porque era el de su padre y todavìa antes el de su abuelo, fue un
trabajo que lo formó en el carácter, y como cada trabajo para ser hecho bien
hay que hacerlo con pasión. Es un trabajo muy laborioso y duro, se trabaja 365
días al año, como máximo se puede descansar algunos días en el verano pero solo
si se encuentra algún válido sustituto. Se trabaja hasta la noche con
cualquier condición climática. Con los otros pastores había una relación
absolutamente cívica, y en el caso en que hubiera problemas de límite, se
hablaba de eso y se encontraba un acuerdo. En
su pueblo la economía remolque era el pastoreo, el 90% de las personas
hacían este tipo de profesión que se transmitía de generación en generación y
es todavía hoy la actividad predominante.
Todo el pueblo
está muy pegado a esta tradición pastoral
que ha producido comida para la población por
centenares de años.
Hoy día este trabajo es
mucho más ligero, en el pasado
se ponían las ovejas entre las piernas y se
ordeñaban a mano, en los años
siguientes se utilizaban las autocapturas (son estructuras de hierro y se
usan para tener las cabezas de las
ovejas bloqueadas), más recientemente se ha empezado a utilizar las
ordeñadoras eléctricas y con estas
maquinarias el esfuerzo del trabajo
se reduce a la mitad. Actualmente los pastores se organizan con los
familiares, por ejemplo si alguien quiere tomar algunos días de vacaciones
proveen los otros.
Antes, no había
medios de transporte adecuados, para ir al aprisco montaban a caballo o iban en
burro, algunas veces permanecían también quince días sin regresar a casa porque
no tenìan carreteras (esto ocurría a mediados de los años 70).
Hoy día ha
cambiado todo, los apriscos se enlazan con las carreteras y todas las personas tienen su propio coche.
Los pastores, al
igual que en el pasado, siguen haciendo la trashumancia; los lugares donde se
llevaba el rebaño eran diferentes según la estación; en el verano estaban en
lugares más altos, donde hacía más frío, y en invierno en lugares más
protegidos.
Era un trabajo
que a él le gustaba, y era también rentable. Después a lo largo de los años a causa de malestares
fìsicos, causados por el trabajo, porque es un trabajo muy arduo, por eso,
decidío dejar esta actividad. Lo bueno
de este trabajo es que se puede llevar una vida sana, convivida con los animales. Los pastores tenían
relaciones con muchas personas, con revendedores de pienso, vendedores de abono
y con los carniceros. Giancarlo y su familia obtenían su ganancia vendiendo la
leche a una quesería de Buddusò y para las festividades vendían corderos al
carnicero.
Generalmente
trabajaba junto al padre y a veces, en los períodos de gran trabajo, por
ejemplo cuando se tenían que trasquilar
las ovejas, por algunos meses tomaban chicos que echaban una mano. Hace 20 años
producir un litro de leche costaba 400 liras y se vendía por 1.400 liras. Hoy
en día, tras la llegada del euro, 1 litro de leche se paga 80 céntimos de euro,
mientras que el costo de la producción es de 1 euro (unas 1.600 liras). Además
muchos pastores al día de hoy ya no logran cubrir los gastos, y el pienso también es decididamente más caro frente al precio que existía con la lira; por tanto las
rentas han disminuido abundantemente. Cuando se volvía a casa, se comía pasta y
carne, mientras que cuando se estaba en el campo se comía muchos embutidos, queso y
yogur.
Por cuanto
concierne la ropa, tenían un zapatero de confianza que hacía tanto a él como a
su padre botas de piel con la suela
grande a medida, utilizaban pantalones de terciopelo o de fustaño o fustán, y
cuando tenían que cortar la leña se ponían polainas de cuero, y los jerseys y cazadoras de empleo común para la parte superior. Los utensilios que se
utilizaban eran aquellos del ordeño, todoterrenos y furgones para el ganado. No
es indudablemente un trabajo apto para todos, se necesita un físico robusto y
mucha pasión, es un trabajo usurante y a menudo uno se puede encontrar en
situaciones que no se previeron: por ejemplo una oveja puede tener un parto
dificultoso, y se debe velarla toda la noche. Ellos tenían 10-12 perros,
algunos de Fonni para hacer la guardia a los rediles, y marismeños para
proteger el rebaño cuando estaba por la dehesa.